Enrique Alonso Silván, nuevo sacerdote de la Diócesis de Zamora

La Diócesis de Zamora cuenta con un nuevo presbítero, Enrique Alonso Silván, cuya ordenación sacerdotal se ha celebrado recientemente en la iglesia de Santa María la Mayor de Benavente, la localidad de la que procede, durante un acto religioso presidido por el Obispo de Zamora, Fernando Valera.

El templo benaventano se llenó de fieles, especialmente de familiares, amigos y vecinos de Alonso Silván, así como de miembros del clero, que acompañaron al recién ordenado sacerdote durante este significativo paso en su vida. La ceremonia, presidida por el Obispo de Zamora, Fernando Valera, y concelebrada por varios sacerdotes, reflejó todo aquello que el nuevo presbítero asumía en ese momento tan especial, el sentido de entrega, de servicio y de fe, siempre desde la humildad, pues Enrique Alonso resaltó tras su ordenación que seguirá siendo el mismo, aunque ahora asumirá su condición desde una disponibilidad plena para servir a los demás y anunciar el Evangelio, y señaló su deseo de comenzar su ministerio con sencillez, cercanía y alegría, recordando que «Dios nos ha dicho con absoluta claridad que nos fiemos de Él, porque a los que aman a Dios todo les sirve para el bien».

En el primer discurso que dirigió a los presentes tras ser ordenado sacerdote, Alonso Silván mostró su autenticidad y su emoción al compartir la experiencia de su vocación, su confianza en Dios y su deseo de servir a los demás con humildad. Además, sus primeras palabras se tiñeron de un tono de especial emotividad con el recuerdo de su amigo, también sacerdote, Javier Prieto, quien falleció el pasado 7 de mayo, apenas dos meses después de su ordenación, cuya memoria se hizo muy presente durante toda la celebración, y es que, en palabras de Enrique Alonso, «es imposible en este día no recordar a Javi… Sé que nos cuida, sé que está con nosotros», lo que provocó también un sentimiento de gran emoción en los asistentes a la celebración.

Por otro lado, hizo una reflexión sobre la fuerza que tiene la fe en la fragilidad humana, «es en mi pobreza, en mi vulnerabilidad, donde Dios me dice con mayor verdad: te quiero, doy mi vida por ti, para que tú la des por los demás en mi nombre».

Además, también dirigió palabras de agradecimiento a su familia, en especial a sus padres, su abuela Nieves y su sobrina Marta, así como a todos los que lo han acompañado en su camino vocacional, como sus compañeros de seminario, las comunidades en las que ha hecho pastoral y los jóvenes «que han animado nuestra vocación cuando parecía que era perder el tiempo».

Y finalizó su intervención deseando que «todos descubramos que es a Jesús a quien todos buscamos, incluso sin saberlo«, pues, como había comentado antes de su ordenación, considera necesario «que la gente sepa que Dios les quiere, que está con ellos y que de verdad Dios hace bien a la gente porque responde verdaderamente a lo más profundo de nosotros, eso que anhelamos, eso que deseamos, eso que queremos, es Jesús el que nos lo da y el que nos lo quiere dar».

Por su parte, el Obispo de Zamora, Fernando Valera, recordó en su homilía que la vocación sacerdotal es una llamada viva y actual, una respuesta al amor de Dios que se traduce en entrega y esperanza. De forma directa se dirigió a Enrique Alonso para recordarle que «esta mañana recibirás el Espíritu y te convertirá en presbítero de esta Iglesia que peregrina en Zamora», al mismo tiempo que le animó a seguir siempre adelante, pese a que pueda surgir «la conciencia de la propia pequeñez ante semejante llamada», porque «ahí la fuerza del Señor se expresa sobre la debilidad y le da consistencia: «Yo estoy contigo»; «no tengas miedo». Tienes la fuerza de mi Espíritu». Y es que, precisó Valera, «el Señor arraiga tu corazón en el Suyo«.

Añadió Valera que «el cristiano es alguien que comparte desde un corazón que abraza y mira el rostro del otro«, y se refirió a «un amor encarnado en los pobres», pues «cuando nos encontramos con esa pobreza material, moral, social y espiritual vemos que tiene rostro y que nos implica, rompe nuestra indiferencia y nos llama a despojarnos de una vida centrada en el éxito, el poder y el dinero para abrazar la sencillez evangélica».

Finalizó su homilía haciendo referencia a la Esperanza, con un doble sentido, tanto el que remite a este Año Jubilar como el que alude a la exposición «que expresa la fe de nuestro pueblo», precisando que «el centro es la Cruz vacía. La Cruz está vacía porque la Cruz no lo es todo. La Cruz vacía expresa la esperanza en que la carne herida, la llaga abierta y el mal infligido no tienen la última palabra». Y es que «la Cruz sin crucificado… simboliza que el crucificado ha resucitado«, lo que «es el centro de nuestra fe y la fuente de nuestra esperanza«.

Y concluyó con una alusión personal hacia el nuevo sacerdote, asegurándole que «Dios no sólo quiere a la gente. Dios, Enrique, te quiere a ti de un modo único y personal«, palabras tras las que alentó al recién ordenado, «el presbítero es el que cuida la Esperanza de su pueblo, ése que trabaja por un mundo que «tiene alma y corazón», como nos dice el Papa León».

La Diócesis de Zamora ha resaltado que con esta ordenación sacerdotal, que «representa un signo de renovación, fidelidad y esperanza«, refuerza su compromiso con el servicio pastoral y celebra con gratitud la llegada de un nuevo sacerdote.

Nuevo nombramiento pastoral en la Diócesis de Zamora

Tras su reciente ordenación como sacerdote, el Obispo de Zamora, Fernando Valera, ha nombrado a Enrique Alonso Silván vicario parroquial de las parroquias de Santa María la Mayor (Colegiata), San Julián de los Caballeros, Santo Tomás Cantuariense y Santísima Trinidad de la ciudad de Toro, San Juan Bautista de Tagarabuena, y de Morales de Toro, Pinilla de Toro, Vezdemarbán, Villalonso, Villardondiego y Villavendimio.

Con este nombramiento, Enrique Alonso Silván asume la responsabilidad de acompañar pastoralmente a las comunidades mencionadas, «promoviendo la vida parroquial y el crecimiento espiritual de los fieles», señalan desde la Diócesis de Zamora, que, al mismo tiempo, expresa su «apoyo y colaboración» en esta nueva etapa de su ministerio pastoral.

Enrique Alonso Silván

Nació en Ponferrada (León) hace 28 años, pero se crió en Benavente, donde comenzó su andadura académica en el colegio Virgen de la Vega. A los 16 años se trasladó a Zamora para cursar Bachillerato en el IES Claudio Moyano, etapa durante la que residió en el Seminario San Atilano.

Tras iniciar su formación en el Seminario Mayor de Salamanca y estudiar Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, en 2017 decidió hacer una pausa en su camino vocacional. Durante ese tiempo se formó como maestro de Educación Primaria en Zamora, estudios que concluyó en 2021, mientras colaboraba activamente en la parroquia de San Juan del Mercado de Benavente.

Ese mismo año solicitó el reingreso en el Seminario Mayor de Zamora para retomar su proceso vocacional y completar la formación teológica. Posteriormente, fue enviado a Roma, donde realizó la licenciatura en Teología Moral en la Pontificia Universidad Gregoriana, periodo en el que residió en el Pontificio Colegio Español de San José.

Su ordenación diaconal, como paso previo a su incorporación al presbiterado, tuvo lugar el 21 de diciembre de 2024 en el mismo templo en el que se ha celebrado su ordenación sacerdotal, la iglesia de Santa María la Mayor de Benavente.