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Los toresanos demuestran su amor por la Virgen de la Soledad en un nuevo Besamanos

La Cofradía Virgen de la Soledad destina la recaudación de las velas solidarias a Cáritas Interparroquial de Toro. Además, la Asociación Musical La Mayor acompaña el acto con su música.

La Cofradía Virgen de la Soledad de Toro ha celebrado un nuevo Besamanos a Nuestra Señora de las Angustias en su Soledad, como ya es tradición, para conmemorar la festividad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, emotivo acto para el que, de nuevo, ha contado con la colaboración de la Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla.

La iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina acogió a numerosos toresanos que quisieron, un año más, acercarse a su querida Virgen de la Soledad, imagen que cada año se viste con sus mejores galas y se adorna con preciosas flores que realzan su hermosura, y se coloca ante el Altar Mayor, expuesta para todos sus fieles y devotos a su misma altura, de modo que todos los asistentes al Besamanos pueden verla y sentirla muy cerca de ellos.

El acto dio comienzo con un saludo a los asistentes por parte de la presidenta de la Cofradía Virgen de la Soledad, María Ángeles García Hernández, al que siguió una oración dedicada a la Soledad a cargo del capellán de la hermandad, el párroco local Pedro Faúndez. Ambos hicieron referencia en sus palabras, de forma especial, a dos cualidades inherentes a la Virgen María. Por una parte, y apoyándose en la idea de las velas que iluminaban a la Soledad, a la luz, la luz que desprende María, pero también la que forma parte de su interior, que es la que ilumina el corazón de sus devotos; además, esta luz tiene un sentido más amplio, puesto que también es la mujer que «da a luz» a Jesús. Y esta particularidad se une a la segunda cualidad, que es el «sí» que María otorga a Dios cuando acepta tener a su Hijo y le ofrece ese «sí» de forma libre, consciente y confiada, sabedora del amor, pero también del sacrificio que conlleva esta aceptación.

El presidente de la Cofradía de Jesús y Ánimas, Crescencio Álvarez, se dirigió después a los presentes. Y finalizó las intervenciones la tesorera de la Cofradía Virgen de la Soledad (y directora de Punto y Coma Revista), Marisol Cámara, quien leyó un poema propio, escrito en honor a la Virgen, «María».

A continuación llegó una de las novedades más destacadas de este Besamanos, el encendido de las velas solidarias que la Cofradía Virgen de la Soledad tenía a la venta en la entrada de la iglesia, cuya recaudación íntegra, así como los donativos entregados por los asistentes al acto, está destinada a Cáritas Interparroquial de Toro. Los miembros de la Junta Gestora de la Cofradía y su capellán fueron los primeros en prender sus velas, para después ir compartiendo su luz con las de los asistentes. Una vez todas las velas encendidas y con todos en pie, la Asociación Musical La Mayor interpretó el Himno a la Soledad, compuesto por su director, José Manuel Chillón, emocionando a los presentes. Además, La Mayor realzó el Besamanos con su música, puesto que acompañó con sus notas y sus voces todo el acto.

Seguidamente, de forma ordenada y en un reverente silencio, cada asistente al acto se fue acercando hasta la bellísima imagen de la Virgen de la Soledad para mostrarle, aún con la vela encendida, un gesto de respeto y amor, gesto que sustituyó al beso en las manos de la Virgen. Así, cada uno de los presentes pudo sentir a través de este gesto la ternura de esas manos de Madre y la dulzura de su mirada, convirtiendo con el cariño demostrado cada lágrima de las mejillas de la Soledad en una caricia para su corazón.

El Besamanos concluyó con el canto de la Salve, dirigido por La Mayor, pero en unión con todos los asistentes.

Virgen de la Soledad. Foto José Manuel de la Fuente

 

MARÍA

(Marisol Cámara)

 

María.

Niña.

Eres la rosa.

Y con la rosa el Rosario.

Naciste sin pecado

y sin espinas, en su Gloria.

 

María.

Esposa.

Eres la alianza.

Y con la alianza el pacto

de amor desinteresado.

Con Dios estás casada.

 

María.

Virgen.

Eres el blanco.

Y con el blanco la pureza.

En cuerpo y alma te entregas

al Espíritu Santo.

 

María.

Madre.

Eres el «sí».

Y con el sí el regalo.

Meces a Dios en tu regazo…

y también cuidas de mí.

Fotos José Manuel de la Fuente

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