Devoción y tradición en la fiesta del Corpus Christi en Toro
La procesión incluyó también el recuerdo al sacerdote Javier Prieto, recientemente fallecido, con un homenaje en varios altares de los dispuestos a lo largo del recorrido. Además, este año se cumple el XX aniversario de la recuperación de la Custodia de Farol, que fue robada de la Colegiata en 1890

La ciudad de Toro ha celebrado recientemente la festividad del Corpus Christi que, como es costumbre cada año, ha engalanado la localidad de olores, los del romero, el tomillo, las flores, el incienso; de colores, los de la alegría en los vestidos, los trajes tradicionales, los delicados y suaves pétalos florales, los altares colocados con esmero por la ciudad; y de sonidos, los del bullicio general, la alegría infantil, el murmullo del rezo ante el Santísimo Sacramento, la flauta y el tamboril de Luis Antonio Pedraza, junto a los instrumentos de la Banda de Música La Lira de Toro, bajo la dirección de Jairo del Río, en la ya tradicional interpretación de «Alborada«, la magnífica obra del compositor local David Rivas, imprescindible a la salida de la Colegiata de Santa María la Mayor del Carro Triunfante que porta la Custodia con la Hostia Sagrada, Cristo mismo que acompaña a los toresanos por las calles de su ciudad.
No hay fiesta más grande, más alegre, más participativa en Toro, como así lo demuestan los numerosos altares y la decoración de balcones con banderines y colchas bordadas que los vecinos arreglan y disponen en sus calles para embellecer el paso de la Forma Sagrada durante la procesión. Y a éstos se unen los altares que colocan con mimo y dedicación las cofradías de la ciudad. Este año, además, también ha estado presente, tanto en el crespón negro que lució la campana de las andas del Carro Triunfante como en algunos de los altares, así como en el corazón de todos, el sentido recuerdo y homenaje al sacerdote Javier Prieto, quien ha dejado una profunda huella en los vecinos de la localidad, en sus vidas y en su ánimo, pese al escaso tiempo que pasó con ellos antes de su temprano fallecimiento; apenas dos meses desde su ordenación presbiteral y unos pocos más mientras aún ejercía su ministerio como diácono, pero ese poco tiempo fue suficiente para que su espíritu alegre, su cercanía, su ejemplo de vida cristiana y su eterna sonrisa permanezcan para siempre en la ciudad que ya será siempre su hogar.
La Colegiata de Toro acogió el oficio de la Solemne Eucaristía, presidida por el Obispo de Zamora, Fernando Valera, celebración religiosa que dio paso a la esperada procesión por las principales calles de la ciudad de Doña Elvira. Concluida la misa, y tras establecerse en la calle el orden de la procesión, la Custodia de Farol, bajo palio, trasladaba el Santísimo Sacramento desde la Capilla Mayor hasta la Custodia de plata dispuesta para la procesión sacramental.
La fiesta, con su procesión, organizada por la Archicofradía del Santísimo Corpus Christi, une a todas las cofradías de la localidad, tanto las de Gloria como las de Pasión, cuyos representantes portan los estandartes y guiones propios, y a ellos se unen directivas de las hermandades, vecinos y los niños que este año han tomado su primera Comunión. Además, en el altar ubicado en la puerta del colegio Amor de Dios, junto a la iglesia de San Pedro del Olmo, el párroco Pedro Faúndez dio la bendición a los niños nacidos en este año.

XX Aniversario de la recuperación de la Custodia de Farol
Este año, precisamente, se cumplen veinte años desde que la valiosísima Custodia de Farol fuera recuperada para la ciudad de Toro, tras haber sido robada de la Colegiata en la madrugada del 25 de noviembre de 1890 y exportada de forma ilegal.
Así, gracias al cotejo de los indicios observados, ya en 1988, por el historiador local José Navarro Talegón, que fueron, fundamentalmente, la marca plateresca de la ciudad de Toro, las armas episcopales de Zamora y las descripciones en los archivos, se pudo comprobar que la Custodia toresana, pieza de gran valor litúrgico y artístico, se exhibía en aquellos momentos en el Victoria and Albert Museum de Londres, registrada como una «Custodia de procedencia castellana, del siglo XVI». Por tanto, Navarro Talegón, Comisionado de Patrimonio en aquella época, supuso una pieza clave para la recuperación de la Custodia, junto al alcalde Jesús Sedano, el Obispado de Zamora, propietario de la Custodia, y el embajador de Reino Unido en España, Peter Torry. Su labor conjunta consiguió demostrar que se trataba, en efecto, de la Custodia toresana, así como que se había tratado de una salida ilícita, todo lo cual derivó en que el Museo londinense accediera de forma voluntaria a la restitución de la pieza, que se hizo efectiva el 23 de junio de 2005.
El vigésimo aniversario de la recuperación de esta joya toresana ha motivado que entre los actos celebrados por la festividad del Corpus Christi se organizara un evento conmemorativo de efeméride tan señalada para la ciudad. En este acto participaron personas que tuvieron relevancia en el proceso de la recuperación de la Custodia, como el que fuera embajador de Reino Unido en España en aquel momento, Peter Torry, o el que era alcalde de Toro en aquella fecha, Jesús Sedano, así como la actual directiva de la Archicofradía del Santísimo Corpus Christi, con su presidenta, Natalia Ucero, al frente, representantes de las directivas de las Cofradías locales, numerosos toresanos, y el Vicario General de la Diócesis de Zamora, Pedro Faúndez, quien, durante su intervención, destacó la importancia de los acontecimientos que marcan la identidad de una comunidad: «Nuestra identidad se forja a través de hechos concretos, de situaciones vividas, de acontecimientos que marcan nuestra vida«, como sucede con el regreso de la Custodia a Toro, que supone uno de esos hitos que han dejado una huella imborrable en la historia de la ciudad. Además, puso de relieve el valor del trabajo conjunto entre instituciones para lograr su retorno, «cuando las distintas instituciones colaboran y trabajan juntas, sabemos que es posible remar en la misma dirección y obtener lo mejor para la gente a quienes servimos».
La Custodia de Farol es una obra de orfebrería religiosa, realizada en el siglo XVI, elaborada en los talleres toresanos por Juan Gago Díez en 1538 por encargo del cabildo de la Colegiata. Se trata de un farol procesional hecho en plata, de 85 cm de altura y base hexagonal de 30 cm, y con un peso de algo más de 7 kg de plata trabajada de forma primorosa a cincel. Una joya litúrgica, símbolo del patrimonio y la fe del pueblo toresano.
Desde su recuperación se puede admirar en la sacristía de la Colegiata, pero ya no procesiona, dada la fragilidad que presenta. No obstante, cada año se utiliza para trasladar la Forma Sagrada desde el Altar Mayor de la Colegiata hasta la Custodia procesional, todo ello dentro del templo mismo, al término de la Solemne Eucaristía del día de la fiesta del Corpus Christi y justo antes de que dé comienzo la procesión sacramental por las calles de la ciudad de Toro, que se engalana con orgullo de acoger el paso de Jesús Sacramentado.
El acto sirvió también para solicitar la prórroga del depósito que actualmente permite custodiar la pieza en Toro, una petición que responde al compromiso de la ciudad por cuidar y valorar este legado.
La Custodia de Farol, orgullo de la ciudad, volvió hace veinte años al lugar del que nunca debió salir. Dos décadas después, Toro continúa mostrándola con esmero y devoción, reafirmando su compromiso con la preservación de su patrimonio religioso y cultural.
Fotos Marisol Cámara, Daniel Cámara, José Manuel de la Fuente y cedidas por Fermín Valero, Octavio Revuelta y Cristofer Feo