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Lorca, poeta inmortal

Se cumplen 86 años del asesinato de Federico García Lorca, poeta de la Generación del 27. Su alma continúa viva en sus versos

Quiero llorar mi pena y te lo digo

para que tú me quieras y me llores

en un anochecer de ruiseñores

con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo

para el asesinato de mis flores

y convertir mi llanto y mis sudores

en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja

del te quiero me quieres, siempre ardida

con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que no me des y no te pida

será para la muerte, que no deja

ni sombra por la carne estremecida.

 

(Federico García Lorca, «El poeta dice la verdad», de su obra «Sonetos del amor oscuro»)

Son días de luto, de luna triste, de guitarra silenciosa. Días de negro, de plata y de verde, que te quiero verde… Días de sangre, de río, de llanto. Días de poesía, de romancero, de recuerdos.

Federico García Lorca fue muerto hace 86 años. Una efeméride triste. Son días para recordar su muerte y celebrar su vida. Para celebrar su obra, la del poeta entre los poetas. La del poeta en Granada, en Nueva York, en el alma. Poeta de la Generación del 27 que trasciende épocas. Maestro de versos, genio de la metáfora, mago de la palabra. Poeta del amor y de la muerte, poeta de la soledad y de la vida, poeta de la luz y de la noche.

Lorca, el hombre, fue fusilado por la sinrazón, por la intolerancia, por la cobardía.

Pero Lorca, el poeta, sigue vivo. Al poeta no pudieron matarlo. No se puede matar el Arte. Lorca sigue vivo en sus versos.

No sabemos dónde está su cuerpo inerte. Pero sabemos dónde está su alma. Su alma permanece viva en todos los que aman la poesía.

 

Ajo de agónica plata

la luna menguante, pone

cabelleras amarillas

a las amarillas torres.

La noche llama temblando

al cristal de los balcones,

perseguida por los mil

perros que no la conocen,

y un olor de vino y ámbar

viene de los corredores.

(Federico García Lorca, fragmento de «Muerto de amor», poema que pertenece al Romancero gitano)

La Torre del Reloj, en Toro, iluminada por la luna. Foto Marisol Cámara

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