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La Fundación ZamorArte adquiere una obra de la artista toresana Ele Pozas

"Bajo el manto de la Soledad" formará parte de una exposición permanente en la iglesia de Santa María Magdalena de Zamora

«Bajo el manto de la Soledad» es el título de la obra pintada por la reconocida artista toresana Ele Pozas y que la Fundación ZamorArte ha decidido adquirir para incorporar a su legado, según ha informado la propia institución, «con el objetivo de promover y rendir culto a la Semana Santa de Zamora«, declarada de Interés Turístico Internacional en 1986.

La obra, «Bajo el manto de la Soledad», es una pintura que representa a la Virgen de la Soledad de Zamora, una hermosa y dulcísima talla realizada por el imaginero zamorano Ramón Álvarez, que cuenta con una profunda devoción en la ciudad y que recibe culto durante todo el año en la iglesia románica de San Juan de Puerta Nueva, «en pleno corazón de Zamora», matizan desde la Fundación ZamorArte.

Ele Pozas ha creado una obra pictórica sobre lienzo con técnicas y materiales mixtos, por lo que se trata de un cuadro hecho con acrílico, pan de oro y tinta china. En la composición se pueden apreciar dos estilos diferentes que se combinan de una forma natural, con la elegancia y la maestría que caracterizan la obra de Pozas.

De esta forma, la pintura contiene una parte de «realismo humanizado«, según la definición de la artista, que es la referente a la Virgen de la Soledad, pues se pueden ver los surcos que dejan las lágrimas en las delicadas mejillas de la Madre, que en este caso están realizadas con pan de oro. «Está llorando lágrimas de oro«, mientras que en la imaginería estas lágrimas «son de cristal», matiza Pozas, quien añade que con el pan de oro «he querido mostrar cómo caen las lágrimas de la Virgen y visten el templo, porque, en cierto modo, la Virgen, estando donde está, está vistiendo ese templo románico y esa arquitectura románica».

La otra parte, la inferior del cuadro, que representa la iglesia de San Juan de Puerta Nueva, corresponde al arte figurativo e impresionista, ya que «si te fijas de cerca, son manchas y no se puede apreciar bien, pero de lejos se pueden apreciar muchos detalles que son muy reconocibles», precisa Pozas.

Además, la autora de esta obra explica que ha sacado la parte interior del templo, concretamente la zona del Altar y la parte en la que habitualmente está expuesta la Soledad dentro de la iglesia, que «suelen ser las zonas más iluminadas», y las ha representado oscuras y vacías en el cuadro, y «en el pecho de la Virgen«, puesto que es el símbolo del sentimiento de vacío y soledad que experimenta Ella, que se encuentra «desarropada» en esos momentos de íntimo dolor.

Por lo que respecta al título de la obra, Pozas resalta que ha elegido el epígrafe «Bajo el manto de la Soledad» porque con su manto, la Virgen «pese al dolor que tiene y ese sentimiento de soledad, recoge y protege a todos los zamoranos«.

La artista Ele Pozas junto a su obra «Bajo el manto de la Soledad». Foto cedida por la Fundación ZamorArte

La Fundación ZamorArte ha indicado que esta pintura formará parte de una exposición permanente en la iglesia de Santa María Magdalena de Zamora, aunque durante los días de Semana Santa se ha podido admirar en la sede de la Cofradía de Jesús Nazareno vulgo Congregación.

Por su parte, el Obispo de Zamora, Fernando Valera, también presidente de ZamorArte, ha expresado públicamente su agradecimiento y su apoyo a la artista Ele Pozas, quien reconoce que se siente «emocionada y orgullosa» de poder trabajar para su tierra, pues incide en que, «a pesar de las dificultades, siempre es un honor colaborar» con la ciudad que tanto quiere.

De forma más concreta, Pozas confiesa que su devoción por determinadas imágenes no la siente de la forma habitual, sino que «veo las imágenes como obras de arte… las que lo son», por lo que su devoción se sustenta en un sentimiento personal, «en lo que me hacen sentir», y añade que «la Virgen de la Soledad de Zamora y el Cristo de la Expiración de Toro son dos obras que me llevan a un rincón del alma y de reflexión que no puede explicarse con palabras», motivo esencial por el que «existe el arte», en palabras de Pozas.

En cuanto a la Soledad de Zamora, destaca que «personalmente, me gusta en su versión más sencilla, procesionando parece que camina tan sola… y ya si suena Mater Mea de manos de una buena banda de músicos, me eriza el alma y la piel«. Asegura que «está hecha con tal maestría que parece que Ramón Álvarez la hubiera hecho mientras la observaba procesionar, para pulir cada expresión en movimiento».

Por otro lado, la artista recuerda que conoció la imagen de la Virgen de la Soledad durante una de sus procesiones y que le causó un «gran impacto«; de hecho, afirma que «no he podido quitarme de dentro la sensación de esa primera vez que la vi procesionar, pese a haberla visto muchas otras veces después». Es una imagen que «nunca te deja indiferente«. Además, comenta que de la iglesia de San Juan «siempre me gustó su evolución arquitectónica y su vista exterior«, así como el detalle de que «según desde qué zona la observes puedes ver diferentes estilos». Y también le parece interesante su interior, ya que es «una iglesia que conserva esa sensación de recogimiento y fortaleza de la fe en la que se basa el Románico, y, a la vez, su altura, con esa oscuridad en la mayor parte del templo, con la parte frontal que contrasta con más luminosidad», de forma que «queda claro cuál es la parte de los fieles y cuál es la parte divina».

Recuerda también la época en la que estudiaba Bachiller Artístico en Zamora, cuando casi todos los días pasaba por la puerta de la iglesia de San Juan. «Aparte de admirar la maestría de don Antonio Pedrero con su escultura del Merlú y pensar en la suerte que tenía de aprender de su mano en sus clases diarias», destaca Pozas, «siempre pensaba en la Soledad, en la belleza de esa imagen que se encontraba dentro del templo».

Y precisamente de estas experiencias surge la idea que la artista ha plasmado en la obra «Bajo el manto de la Soledad», de «ese sentimiento de mostrar la belleza del interior, incluso cuando es de dolor y soledad, y esa protección divina«. Su pretensión es la de «sacar la belleza interior hacia fuera porque todos somos más bellos por dentro, con nuestras cosas buenas y nuestras luchas». Y de aquí la idea de «poner el templo en su pecho y a sus pies, con la zona divina que está iluminada en la iglesia, vacía y oscura en la pintura», y así representar «la protección de María como madre de todos, pese al dolor tan inmenso que pueda sentir». Supone, en realidad, un ejercicio de empatía por parte de la artista, pues, «al fin y al cabo, el arte es una forma de expresar el sentimiento de empatía y mandar un mensaje al espectador, que se abre para recibirlo», precisa Ele Pozas.

Ele Pozas explica los detalles de su obra «Bajo el manto de la Soledad». Foto cedida por la Fundación ZamorArte

Este cuadro de la Soledad de Zamora fue un encargo, explica su autora, «pero me sugirieron una idea completamente diferente al resultado final», lo que «me ha supuesto una lucha interior entre tratar de corresponder a esa idea y lo que a mí me salía de dentro hacer». En realidad, confiesa Pozas, «fue una conversación con mi madre la que me animó a atreverme a hacer lo que yo quería para esta pintura», porque «ella sabe que no sé pintar sin expresar lo que siento, que no sigo un patrón o una indicación, simplemente porque así me bloqueo». Durante esa conversación, «mi madre me dijo que cuando hago las cosas con la verdad y con lo que realmente siento es cuando me puede salir algo», ya que «hacer las cosas de otro modo no es mi naturaleza». Finalmente, y puesto que «las madres nos conocen muy bien y, por fortuna, suelen tener razón», cuando Pozas mostró el cuadro terminado «resultó que gustó mucho más que con la idea que se había sugerido en principio», por lo que «el recibimiento de la obra ha sido muy grato y amable«.

Pozas asegura también que «fue una sorpresa» que ZamorArte se pusiera en contacto con ella para trabajar para esta Fundación, así como «gratificante», pues considera que, junto a Toro, también Zamora «es mi tierra». Además, tras conocer durante su primera reunión la labor que realiza esta Fundación y sus logros, «eso me motivó aún más para querer trabajar con ellos», en especial porque «hay muchos artistas del siglo XX que fueron mis maestros directos y ya no están, y no han sido reconocidos debidamente en vida, así como otros con los que convivimos todavía, de los que aprendemos y nos retroalimentamos artísticamente». Y aprovecha la ocasión también para resaltar que «de Zamora hay artistas con mucho reconocimiento y proyección fuera de la provincia, y creo que no se puede dejar más tiempo sin que se ponga en valor lo que aquí hay». En este sentido, menciona que hay artistas que, «aunque han sido reconocidos, merecen más«, como es el caso de «Ana Franco, que fue mi maestra, que ya no está y no tuvo el reconocimiento que se merecía, pero Antonio Pedrero, también mi maestro, está y sigue creando… y considero que merece un reconocimiento ahora, en vida, así como muchos otros que me dieron clase o que son referentes en el arte, como Bartolomé, Ricardo Flecha, Hipólito Pérez o Daniel Bedate, de Toro, entre otros».

 

Ele Pozas, artista toresana de proyección internacional

Toresana de pura cepa, Ele Pozas supo desde muy pequeña que el arte, el dibujo y la pintura debían formar parte esencial de su vida. Por este motivo, comenzó a formarse cuando tenía nueve años en Dibujo Artístico, guiada por Ana Franco en su estudio particular. Después, descubrió que se podía formar profesionalmente y tener estudios de arte, pues hasta entonces lo ignoraba. Así, animada por su primera maestra, empezó a encaminar toda su vida al arte. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Zamora con el maestro en dibujo, el gran Antonio Pedrero, y con otros grandes artistas como Ricardo Flecha, Bartolomé, Concha Ventura y Florián Ferrero. Estudió también Diseño Gráfico y Publicitario Superior en Zamora y Salamanca con especialidad en fotografía y diseño 3D y web, y, posteriormente, cursó Bellas Artes en la Universidad de Salamanca. Además, siempre ha continuado su formación de manera autodidacta por diferentes países desde sus inicios.

Trabaja especializada en Diseño Gráfico, Publicitario, Web y Fotografía, y es profesora de Pintura y Dibujo Artístico en todas las técnicas y niveles.

Ha expuesto por toda España y su obra se encuentra en varios continentes. Ha recibido numerosos premios, como el Primer Premio Nacional por Investigación e Ilustración en Innovación y Desarrollo Educativo mientras cursaba Bachiller, el Primer Premio Nacional del 25º Aniversario de la Constitución Española en Ilustración, que le fue entregado en las Cortes, y varios premios en galerías de Arte de Madrid y León, así como segundos premios y otras menciones nacionales.

Es creadora de una nueva técnica patentada de pintura únicamente con vino, sin diluyentes ni aditivos, con la combinación de diferentes cosechas. La base fundamental de la técnica es el control de la fermentación en el proceso de la obra, la cual presentó por primera vez en Toro con la presencia a la muestra del mundo del vino toresano y nacional.

Ele Pozas pinta un cuadro con vino, una técnica patentada por la artista, en el teatro Latorre de Toro. Foto cedida por Jesús Pinilla

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