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La Virgen de la Soledad de Zamora peregrina hasta las parroquias de San José Obrero y San Lázaro

Esta visita a las parroquias alejadas del centro de la ciudad forma parte de los actos programados por la Cofradía de Jesús Nazareno con motivo de la próxima Coronación Canónica de la Soledad zamorana

La Coronación Canónica de la Virgen de la Soledad de Zamora ha iniciado ya su programa de actos, y lo ha hecho este fin de semana, 5 y 6 de noviembre, con la peregrinación de esta imagen mariana, por primera vez, a las parroquias situadas fuera del centro de la ciudad, en concreto, a las de San José Obrero y San Lázaro.

Así, a lo largo del sábado y de la mañana del domingo, la bellísima talla de la Virgen de la Soledad ha permanecido expuesta al culto en la iglesia de San José Obrero. Además, se ha llevado a cabo un intenso programa de cultos y actividades en honor a la Soledad que ha sido elaborado por la Cofradía de Jesús Nazareno y las dos parroquias en coordinación con el Obispado de Zamora, y en cuya buena organización han colaborado directivos de la hermandad, párrocos, voluntarios, tanto de la Cofradía como de las parroquias, así como catequistas de éstas, y los miembros del Grupo de Culto.

Por lo que respecta a los actos programados, dieron comienzo el sábado con la apertura de la iglesia de San José Obrero para una Oración Mariana, que estuvo seguida por la Vela a la Virgen.

A mediodía, el centro parroquial acogía un encuentro de niños de Comunión de las dos parroquias con los niños hermanos de la Cofradía. Después, los pequeños realizaron una ofrenda floral a la Soledad a la que también fueron invitados sus padres, y a la que siguió la proyección del vídeo «La Mañana y el Merlú», de Óscar Antón, que contó con la presencia de su autor.

Los eventos matinales finalizaron con la Vela a la Virgen, y de esta misma forma se iniciaron por la tarde.

Poco después, tuvo lugar un encuentro de jóvenes de 12 a 18 años que recibieron una catequesis vinculada a la figura de la Virgen que concluyó con una reflexión en pequeños grupos.

A continuación, en la iglesia se ofició una Misa a la que asistió el Grupo de Águedas de San José Obrero, que finalizó con el cántico de la Salve, y, tras el oficio religioso, se proyectó el vídeo «Sentimientos Contados 2015» sobre la Cofradía y las procesiones de Viernes y Sábado Santo.

Sencillez, dolor y esperanza

La periodista (quien también forma parte del equipo de Punto y Coma Revista) y directiva de la Cofradía de Jesús Nazareno, Ana Pedrero, ofreció tras el vídeo una breve charla en la que ensalzó la figura de la Virgen de la Soledad. Resaltó que «Ella hizo de la sencillez su forma de vida, quiso estar entre los humildes, entre los de a pie. Se puso en pie sobre el dolor y así la vemos y acompañamos cada madrugada del Viernes Santo, cada tarde del Sábado Santo, cuando toda Zamora se echa a la calle para contemplarla y la ciudad se convierte en un templo a cielo raso«.

Pedrero elogió la sencillez de María, quien se muestra en la imagen de la Soledad zamorana, realizada por las magníficas manos de Ramón Álvarez, «con su manto sencillo, de viuda, casi transparente, sin necesidad de nada más; si acaso, una pequeña cruz en su pecho, a la altura del corazón», y aseguró que la talla de la Virgen había realizado esa visita a las dos parroquias para estar cerca de todos los zamoranos, para que todos sientan su presencia, para llegar a todos, «a los que salís a su lado y a los que ya no pueden acompañarla o subir a verla a San Juan porque las fuerzas o la edad ya no perdonan». Y es que a la Cofradía de Jesús Nazareno, que «siempre fue la cofradía del pueblo llano, la de los oficios y los obreros, la más popular y arraigada en el corazón de los zamoranos», ésta le había parecido la forma «más bonita» de preparar la Coronación Canónica de la Virgen de la Soledad, con su descenso de su altar y su acercamiento a las parroquias más alejadas, de modo que todos puedan «sentirla como consuelo, como refugio y símbolo de esperanza«.

Flores a los pies de la Soledad. Foto cedida por la Cofradía de Jesús Nazareno

Señaló Pedrero la gran devoción que sienten los zamoranos por esta Virgen, y destacó que «la Virgen de la Soledad es el gran amor de los zamoranos porque representa la soledad del alma«. Precisó que no se refería a la soledad física, buscada, incluso, en algunas ocasiones, sino que «más allá de su hermosura, de su belleza serena, resignada, tan dulce, la Virgen de la Soledad representa la soledad del alma, la más dura», y la definió como «una soledad descarnada, sin estridencias, que no se anuncia pero cala hasta los tuétanos; ese sentirse solo entre la gente, fuera del mundo, a salvo bajo un manto como si fuese una burbuja de silencio que nadie puede traspasar, donde nada puede hacernos daño, porque ya nada nos puede doler más«.

Así, detalló los dos elementos que determinan en esta dulcísima imagen la representación de la soledad, sus manos y su mirada: «las manos vacías, la mirada baja, ensimismada, ajena. Esas manos que acariciaron su vientre mientras dentro crecía la vida; manos que acunaron a su Hijo, manos que acariciaron sus cabellos, que modelaron su infancia, la alegría de la vida. Las manos, ese refugio último entre la cruz y el sepulcro, el regazo de la Madre, ahora todo tan vacío, tan sin nada».

Con esa delicadeza, a la vez tan directa, con la que Pedrero sabe escribir y hacer reflexionar sobre los momentos y sentimientos más difíciles, interpeló, sin esperar respuesta, a los presentes, «Quién no ha sentido alguna vez […] que le han arrancado el corazón de golpe, sin anestesia […] Quién no ha sentido ese silencio que corta como un cuchillo, ese vacío, esa herida tan profunda que duele toda una vida«, para, a continuación, ejemplificar el dolor en la Virgen de la Soledad, quien «es la viva imagen de ese dolor que te revienta por dentro pero te hace mantenerte en pie a la vez, tan fuerte en su fragilidad«. Y es que, como añadió, «esas manos entrelazadas, por cuyos dedos escapa el aire, son las manos de todos los que buscamos respuestas sin encontrarlas; de todos los que apretamos los puños y aprendemos a ponernos en pie y seguir caminando porque la vida, el mundo, no se detiene«.

Éste es el mensaje que ofrece la visita de la Soledad a las parroquias de San José Obrero y San Lázaro, ya que «la Virgen de la Soledad hoy ha venido a recordarnos que a pesar del dolor siempre triunfa la vida, que después del dolor de entregar a su Hijo a la tierra tuvo la dicha de verlo Resucitado. Que no fue en vano la espera, la fe en su palabra, el amor en todo y para todos», e incidió después en que «ése es su evangelio, ésa es su promesa cada vez que sale acompañada por los cofrades y damas de Jesús Nazareno. Eso pregona desde su mesa, sobre los hombros de sus cargadores, caminando en un jardín de flores blancas mientras la música fúnebre la mece por las calles».

Y concluyó sus palabras con un ruego y con una esperanza: «Virgen de la Soledad, deja que siempre caminemos cerca, que siempre acompañemos tu Soledad«, porque «es Ella, sin duda, la que calmará la nuestra, la que abrirá sus manos para recibirnos cuando llegue la hora de contemplarla para siempre. Allí descansan ya todos los que amamos, puente entre la tierra y el cielo«.

Fin de la visita de la Soledad 

Tras el sentido discurso ofrecido por Ana Pedrero, el templo se llenó de la música de Rogelio Cabado, quien con su concierto mariano puso fin a los actos del sábado.

El domingo comenzó como lo hizo el día anterior, con una Oración Mariana y con la Vela a la Virgen, a las que siguió la Misa dominical presidida desde el altar por la imagen de la Virgen de la Soledad.

Y para terminar los actos programados en esa jornada tuvo lugar la «Cadena Solidaria por la paz y la justicia«. La visita de la Virgen de la Soledad concluyó con una oración de despedida, tras lo cual, la Virgen regresó a su capilla en la iglesia de San Juan.

Fotos cedidas por la Cofradía de Jesús Nazareno

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