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La Dolorosa de Toro no procesiona debido a la lluvia

La Semana Santa de Toro se inicia con la suspensión de la procesión de la Virgen de los Dolores por la incesante lluvia. Cofrades y devotos de la imagen le muestran su cariño en un acto en la iglesia de San Julián, donde es portada a hombros por sus cargadores hasta la puerta mientras el Coro La Mayor le canta el Himno que le compuso José Manuel Chillón

La Virgen de los Dolores, cuya procesión inicia cada año la Semana Santa de Toro en la noche del Viernes de Dolores, no pudo desfilar por las calles de la ciudad debido a la insistente lluvia. Aunque la Venerable Congregación de Nuestra Señora de los Dolores, presidida por Valentina Asensio, decidió dar un margen de espera de media hora sobre el horario previsto para el comienzo de la procesión, la inclemente agua que no dejaba de caer obligó a la Directiva de la Cofradía a tomar la difícil decisión de no sacar la bella imagen de la Virgen de los Dolores a la calle.

Con la decepción y la tristeza en los ojos y en los corazones de cofrades, toresanos y visitantes, quienes esperaban verla desfilar, precioso su rostro de nácar con perlas desprendidas de sus doloridos ojos, por las principales vías de la Ciudad de Doña Elvira, el acto religioso se vivió dentro de la iglesia de San Julián de los Caballeros. Así, sus cargadores la portaron a hombros, meciéndola con respeto y cariño, hasta acercarla a la puerta del templo para que bendijera la ciudad de Toro, mientras, acompasado a sus lentos pasos por el pasillo de la iglesia, y bajo la dirección de José Manuel Chillón, la Asociación Musical La Mayor le cantó «Sólo por amor«, el himno que el propio Chillón escribió para la Madre Dolorosa.

Los Dolores de la Virgen anuncian la Pasión de Jesús. En el corazón de sus devotos está viva su preciosa, su serena imagen, a pesar del dolor. Sus ojos miran al cielo buscando una explicación que calme la sinrazón de sus Dolores, de los de sus hijos. Su bellísimo rostro, sus delicados labios, ruegan a Dios, con dolor, pero sin ira. Muestra dolor, pero también confianza. Y sus cofrades y devotos quieren sentirla con Ella, su Madre.

Virgen de los Dolores de Toro. Foto Daniel Cámara

Viernes de Dolores. El Viernes más triste. El día que comienza la Semana Santa en la ciudad de Toro, el día de la Madre Dolorosa. Este año, la procesión que inicia la Pasión no ha podido salir a la calle, sino que cada devoto la ha vivido en su «castillo interior», como se refería Santa Teresa de Jesús al alma. Y es que esta noche, la más sombría, la más oscura, la más incierta, sus hijos sienten el dolor de la Virgen en silencio y recogimiento, orando en un susurro para que sólo Ella les oiga.

Sus fieles entienden y comparten su corazón atravesado por un puñal y saben que Ella conoce bien la tristeza y el dolor infinitos de perder al ser más querido. Que entiende la tristeza y el dolor infinitos de todas las personas que pierden a sus seres más queridos. Por eso, en la noche del Viernes de Dolores, más aún después de la pena que significa no poder procesionar con la imagen de la Virgen, sus hijos se acercan al corazón de la Madre para ofrecerle, junto a su compañía y su oración, su desconsuelo, sus penas, y le piden que los convierta en comprensión y esperanza. Que sus manos les acaricien el alma. Que sus lágrimas limpien sus corazones.

 

Fotos de Daniel Cámara, Marisol Cámara, Fermín Valero y Octavio Revuelta

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