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De vuelta a la normalidad

El Mercado Castellano, una de las actividades principales de las fiestas de San Pedro Regalado en Valladolid, ha hecho disfrutar a vecinos y visitantes con sus diversos puestos y espectáculos

Estupendo fin de semana largo, con motivo de la festividad de San Pedro Regalado, el que hemos vivido en Valladolid. Festejamos el 13 de mayo la fiesta de nuestro patrón.

Se ha rendido homenaje a la tradición, a la vuelta a las raíces castellanas, a nuestra esencia, con bailes regionales, pasacalles, conciertos, rutas gastronómicas… y, cómo no, con nuestro ya habitual Mercado Castellano.

La Plaza de San Pablo y la calle Cadenas de San Gregorio, protegidas y encumbradas por las impresionantes fachadas de la iglesia de San Pablo y del Museo Nacional de Escultura, acogen un año más este Mercado Castellano. Lleno de calor y algarabía, asistimos al encuentro de numerosas personas que se acercan a la esencia de la artesanía castellana. Puestos de productos típicos de nuestra tierra, de alimentación, hechos a mano, elaborados con mimo, «a fuego lento», también de joyería, marroquinería, cosmética, alfarería… Productos todos que emanan un aroma de viejo, de épocas pasadas, de sabiduría. Artesanos vestidos a la vieja usanza recrean ese tiempo pasado.

Imponente fachada de la iglesia de San Pablo. Foto Mila García
Imponente fachada de la iglesia de San Pablo. Foto Mila García

Deleitan todos a los visitantes que nos acercamos, curiosos, a mirar, a oler, a degustar, y, cómo no, si se tercia, a comprar para seguir disfrutando ya en nuestras casas de ese «aroma» tradicional castellano, tan nuestro.

Unido a esto, acompañan al visitante grupos de dulzaineros y bailes regionales para ensalzar aún más esa estampa castellana, tan alegre.

Los más pequeños han podido divertirse también con los carruseles y la noria, todo artesanal, ubicados frente a la imponente fachada de la iglesia de San Pablo, marco sin igual.

Teníamos ganas de fiesta, de salir a la calle a disfrutar de la alegría compartida. Se ha notado en la gran cantidad de visitantes, que se han lanzado a las calles de Valladolid a deleitarse con las numerosas actividades y espectáculos ofertados por el Ayuntamiento local.

Qué bien que ni la lluvia nos lo haya impedido. Ahora, a guardar en nuestro recuerdo lo vivido, lo saboreado, el olor a churros y la musiquilla pegadiza y llena de ritmo de nuestros dulzaineros. Y a esperar a que llegue dentro de un año un nuevo 13 de mayo para disfrutar y festejar a nuestro patrón. ¡Viva San Pedro Regalado!

Fotos Mila García

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