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Capa Parda, la hermosa prenda que abriga nuestra historia

La Capa Parda -también llamada Capa de Chiva en Aliste o Capa de Honras en Miranda- es una de las joyas etnográficas y de la indumentaria tradicional de la provincia de Zamora y de la zona noreste de Portugal conocida como La Raya. Su área de uso y origen comprende el triángulo que conforman las comarcas de Aliste, Alba y la Tierra de Miranda

Utilizada en Zamora capital en la Hermandad de Penitencia, en la noche del Miércoles Santo, siguiendo el modelo de una procesión de Carbajales de Alba, existe una falsa creencia en torno a esta prenda que apunta a que es una capa de pastoreo. Nada más lejos de la realidad; la Capa de Honras o «de Chiva» es una prenda ceremonial utilizada por los hombres y ancianos para bodas, bautizos, entierros, procesiones y solemnidades, uso que continúa en la actualidad con jornadas de exaltación que reivindican la singularidad y hermosura de esta prenda.

Paño pardo

Su denominación como «Capa Parda» viene del paño en que están confeccionadas; un paño de lana de oveja merina negra o marrón (las más utilizadas, puesto que no requerían tinte) que antiguamente se realizaba en los batanes, donde creaban a fuerza de golpes un tejido muy duro, sin apenas porosidades y con alta capacidad para aguantar la lluvia y el frío de esta zona.

La capa se confecciona en su totalidad con el paño merino de color pardo, sobre el que superponen dibujos geométricos del mismo paño o de paño negro recortado («picados» a tijera), pespunteados a mano, formando hermosas filigranas, todas ellas distintas. Puede decirse que ninguna capa es igual a otra.

Consta de esclavina y capucha o capillo con la chiva, una tira de adorno que cuelga desde su vértice central y cae por la espalda, así denominado porque se parece a la barba de una cabra o chiva. Este adorno es el que le presta en Aliste el nombre popular de «Capa de Chiva«. También puede incorporar fleco de paño cortado y, como aportaciones de color, las rayas de lana natural color crudo, un ribete o vivo de paño negro en el escote que termina en cintas ataderas o, excepcionalmente, iniciales de propiedad de su portador.

Muestra de una Capa Parda tradicional. Foto Ana Pedrero

Historia

Los orígenes de esta prenda tan misteriosa como bella son inciertos y algunos rozan la leyenda. Hay estudiosos que apuntan a que pudiera ser de origen monacal, procedente de los monjes del Monasterio de Moreruela, y extendida después por toda la diócesis, e incluso hay quien se remonta al Imperio Romano, en el que las centurias ya se abrigarían con una capa de este tipo, que con el paso de los años se iría decorando y enriqueciendo, añadiendo más elementos ornamentales. Nada hay demostrado a este respecto.

Lo que sí es cierto es que en ningún caso se trata de una prenda pastoril, como apunta la creencia popular tan extendida, ya que un pastor no podría permitirse para el humilde pastoreo una prenda de paño tan noble y decoraciones tan exquisitas y laboriosas. Al contrario, sí ha sido una práctica común que al quedar viejas las capas, o ser atacado su paño por la polilla, se les diese uso en el campo -incluso quitando sus picados ornamentales- para proteger a los pastores del frío y de la lluvia, o bien realizar una capa de pastoreo sencilla, sin adornos y con paño más burdo para estos menesteres.

Capa ceremonial

Su denominación como Capa de Honras apunta a su uso ceremonial y de respeto, hasta el punto de que en Miranda do Douro (Portugal) su alcalde jura su cargo con ella puesta. También se usa cuando reciben a una persona importante o en un acto honorífico, donde se cubren con la capa en señal de respeto y honra hacia la otra persona.

En Alba y Aliste su uso tradicional era para ir a misa y solemnidades. En las bodas, el novio y futuro marido asistía a la misa o enlace con ella puesta. También se utilizaba cuando fallecía alguien en el pueblo; lo común era que al regresar la gente de sus quehaceres en el campo, en vez de cambiarse de ropa, se cubrieran con la capa para acudir a presentar su respeto a la familia del finado.

Su uso principal hoy en día queda reservado a procesiones y actos religiosos. Internacionalmente conocida es la Hermandad de Penitencia (o Capas Pardas) que sale a las calles de Zamora capital en la noche del Miércoles Santo, siguiendo el modelo de una procesión de Carbajales de Alba, de la que imitaron incluso el farol de pajar que portan los cofrades en sus manos. También se utiliza en la famosa procesión de Bercianos de Aliste, donde la llevan los hombres casados y los ancianos o venerables, así como en la procesión del Silencio en Alcañices, entre otras.

En los últimos años varias asociaciones han puesto en valor la prenda y su uso con jornadas de exaltación organizadas a ambos lados de La Raya, que constituyen emotivos encuentros entre zamoranos y portugueses para celebrar este tesoro de la indumentaria tradicional, la singular y hermosa Capa Parda que une dos tierras, que abriga amorosamente nuestra historia, el paso y el poso de los siglos.

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